Audiovisión

AUDIOVISIÓN. Textos extraídos y adaptados de "Audiovisión", Michel Chion. Paidos, Madrid. 1992

Monday, April 25, 2005

El sonido en la cadena audiovisual

El sonido en la cadena audiovisual

1.- Reunir: el agregado unificador

La función más extendida del sonido en el cine y el teatro es la que consiste en unificar el flujo de las imágenes, en enlazarlas:

- Por una parte, en el nivel del tiempo, desbordando los cortes visuales (efecto de encabalgamiento);
- Por otra parte, en el nivel del espacio, haciendo oír ambientes globales; cantos de pájaros o rumores de tráfico, que crean un marco general en el que parece contenerse la imagen, un algo oído que baña lo visto, como en un fluido homogeneizador;
- En tercer lugar, finalmente, por la presencia eventual de una música que, al escapar a la noción de tiempo y espacio reales, desliza las imágenes en un mismo flujo.


2.- Puntuar

La función de puntuación en sentido amplio, en toda la extensión de su sentido gramatical (poner comas, puntos y coma, puntos, signos de exclamación, de interrogación, puntos suspensivos, que modularán el sentido y el ritmo del texto, o lo determinarán incluso), es desde hace mucho tiempo la base de la puesta en escena teatral. El texto de la obra se aborda como una especie de continuum que se debe puntuar con elementos escénicos más o menos indicados ya en las acotaciones, pero también puestos a punto durante los ensayos: pausas, entonaciones, respiraciones, gestos, etc.
El cine mudo recuperó los procedimientos clásicos de puntuación de las escenas y en particular de los diálogos (pues, recordémoslo, ese cine era dialogado) tanto más fácilmente cuanto que tomaba muchos de sus procedimientos narrativos de la ópera, que practicaba una gran variedad de efectos musicales puntuadores, utilizando todos los recursos de la orquesta.
En el cine mudo la puntuación era múltiple: gestual, visual y rítmica. Y los rótulos, evidentemente, funcionaban como un elemento de puntuación nuevo y específico. Más allá del texto escrito, el grafismo de sus caracteres, su eventual repetición, su dimensión en la imagen, constituían otros tantos medios de otorgar una cadencia a la película.
El sonido síncrono trajo, pues, al cine, no el principio de la puntuación en sí mismo, sino un medio más discreto y subrepticio de introducirlo en las escenas sin recargar el trabajo de los actores o el découpage. Un ladrido de perro en fuera de campo, un reloj de pared que suena en el decorado o un piano vecino son medios discretos para subrayar una palabra, dar cadencia a un diálogo o cerrar una escena.
Naturalmente, la música puede desempeñar un papel eminentemente puntuador, dando respiros, pausas, ambientes de tensión a ciertas palabras o a ciertas acciones.


3.- Utilización puntuadora de los elementos del decorado sonoro

Llamaremos elementos del decorado sonoro a los sonidos de fuente más o menos puntual y de aparición más o menos intermitente, que contribuyen a poblar y a crear el espacio de la escena por medio de pequeños toques distintos y localizados.
Un sonido típico del decorado sonoro es el ladrido lejano de un perro, el timbre del teléfono en la habitación vecina, o una sirena de policía. Habita y define un espacio, contrariamente a un sonido permanente, como un canto continuo de pájaros o el sonido de las olas del mar, que “son” el espacio mismo.
Aparte de su papel narrativo (establecer o recordar el marco de la acción y sus dimensiones), el elemento del decorado sonoro puede desempeñar también, por la gracia del montaje, un papel puntuador. La inteligencia de su distribución en el ritmo de la escena puede renovar y transfigurar completamente su empleo.
Esta pluralidad de funciones nos recuerda que el análisis sonoro de la película debe tener siempre en cuenta una posible superdeterminación de los elementos, es decir, que uno de ellos pueda tener sentido en varios niveles a la vez.


4.- Convergencias/divergencias: la anticipación

Desde el punto de vista horizontal, los sonidos y las imágenes no son alineados como los postes de una empalizada, todos ellos desfilando idénticos entre sí. Tienen tendencias, indican direcciones, poseen leyes de evolución y de repetición que mantienen un sentimiento de expectación, de esperanza, de saturación que romper, o por el contrario, de vacío que llenar.
En la música es donde este efecto es más conocido: tiene a menudo su curva, que deja esperar una cadencia, y la anticipación de esta cadencia por parte del oyente viene a subyacer en su percepción.
Del mismo modo, un movimiento de cámara, un ritmo sonoro o una evolución de uno de los actores desencadenan en el espectador un movimiento de anticipación, cuya expectativa será confirmada o negada por el paso posterior: ésta es la dinámica según la cual funciona una secuencia audiovisual.
En una cadena audiovisual, el audioespectador localiza, consciente o inconscientemente, unas direcciones de evolución (un crescendo, o un accelarando que se inician) y verifica seguidamente si esta evolución iniciada se realiza como ha previsto. Evidentemente, es a menudo más interesante cuando la tendencia iniciada resulta contrariada. A veces también, cuando todo sucede como se ha dejado anticipar, la perfección y la tersura con que esa anticipación se realiza bastan apara emocionarnos.
Uno nunca se cansa de anticipar y de sorprenderse con la anticipación pues esta es el movimiento mismo del deseo.

5.- Separar: el silencio

Cuando Bresson nos recuerda que el cine sonoro aportó el silencio se devela una justa paradoja: ha sido preciso que existan ruidos y voces para que sus ausencias e interrupciones profundicen en eso que se llama silencio, mientras que en el cine mudo, todo, por el contrario, sugería ruidos.
Sin embargo, este elemento cero – al menos lo parece – de la banda sonora que es el silencio no es nada fácil de obtener, ni siquiera en el nivel técnico. No basta, en efecto con interrumpir el flujo sonoro y poner en su lugar algunos segundos de nada. Se experimentaría entonces el sentimiento de una ruptura técnica. Cada lugar tiene su silencio específico, y por eso en el cine se suele grabar unos segundos de silencio específico del lugar, que servirán para los eventuales encadenados entre réplicas y crearán el sentimiento buscado: que el marco de la acción sea temporalmente silencioso. En el teatro el silencio está poblado de respiraciones, los roces de las ropas entre el público, el ruido de la red que alimenta la iluminación, etc.
No obstante, la impresión de silencio en una escena fílmica no es el simple efecto de una ausencia de ruido; no se produce sino cuando se introduce, por medio de un contexto y una preparación , la cual consiste, en el más sencillo de los casos, en hacerlo preceder de una secuencia especialmente ruidosa. El silencio, dicho de otro modo, nunca es un vacío neutro; es el negativo de un sonido que se ha oído antes o que se imagina; es el producto de un contraste.
Otra manera de expresar el silencio – que puede o no asociarse con el procedimiento evocado más arriba – consiste en ... hacer oír ruidos; pero ruidos tenues, de esos que asociamos naturalmente a la idea de calma, porque no atraen nuestra atención, no son siquiera audibles sino a partir del momento en que los demás ruidos – tráfico, conversaciones, vecino o ruidos laborales – se han callado. Por ejemplo, cuando oímos el tic-tac de un despertador.

1 Comments:

Blogger Daniel Bacchetta said...

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10:09 AM  

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